Si algo nos caracteriza a los aficionados del fútbol es que vivimos el verano de una forma diferente a los demás. Esperamos que vengan jugadores o entrenadores ilusionantes, y que lo que ha funcionado el año anterior se mantenga; pero esto no siempre se cumple.
El mercado veraniego ha finalizado, y los movimientos han sido frenéticos. La marcha de jugadores como Lucas Pérez, Sergio León, Florín Andone, Gameiro, Krychowiak y un largo etcétera, dejan un gran vacío en los equipos y su estructura. Dicen que un clavo saca otro clavo, pero no siempre el jugador que viene a sustituir a la estrella cumple de manera satisfactoria.
Para superar la marcha de estos deportistas es necesario que la cohesión del grupo sea muy buena para que todos remen en una misma dirección y conseguir al final de la temporada los objetivos planteados.
Algunas claves para mejorar la cohesión de un equipo pueden ser las siguientes:
- La incertidumbre es un mal compañero de trabajo: Si algo nos gusta a las personas es tener el control de lo que ocurre en nuestra vida, y los deportistas no son diferentes en este aspecto. Llegan los últimos días de mercado y aún hay jugadores que no tienen claro su futuro ni su papel en el equipo, lo que puede provocar frustración y disconformidad, repercutiendo negativamente en la dinámica de grupo.
- Hay que definir los nuevos roles: Hay que definir desde el principio de la temporada el rol y la responsabilidad de cada jugador tras el flujo de idas y venidas de los jugadores. Ser transparente desde un principio dará fortaleza.
- Comunicación: Mantener siempre a todos los jugadores, independientemente de su papel en el equipo, en la dinámica de grupo. Cuando les hables dirígete a todos con la mirada. Escucha sus necesidades e inquietudes. Si se apoya a los jugadores, se da el mensaje de que hay confianza en ellos, transmitiendo sensaciones y expectativas positivas. Es lo que se domina efecto Pigmalión.
- Presión de los aficionados: Las personas que van a ver el partido al estadio no son actores secundarios del juego, tienen un papel principal en este. Si se apoya a los jugadores se les da el mensaje de que hay confianza en ellos, transmitiendo sensaciones y expectativas positivas, proporcionandoles empoderamiento para afrontar las dificultades que se presenten en el partido. Por otro lado, si tras el movimiento de fichajes y los primeros tropiezos en liga la afición responde de manera negativa (abucheos, silbidos…) se puede crear un efecto de bola de nieve. Los jugadores y el cuerpo técnico aprenderán a comportarse pasivamente en dicho contexto, con la sensación de no poder hacer nada, por lo que su rendimiento no será el máximo. Este principio se denomina indefensión aprendida.